El pasado 23 de noviembre pudimos celebrar con mucha ilusión la Santa Misa de Acción de Gracias por nuestro 60 aniversario en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena.
La Santa Misa fue presidida por Monseñor José Antonio Álvarez, Obispo Auxiliar de Madrid y concelebrada por nuestros capellanes, varios antiguos capellanes y los vicarios del Opus Dei en España y Madrid.
La Celebración estuvo marcada por la acción de gracias por tantos frutos recibidos en Senara por las familias y profesionales que han pasado por el colegio. En las lecturas y entrega de las ofrendas pudieron participar familias, antiguas familias, alumnas, antiguas alumnas y personal del Colegio.
El día 23 coincidió con la víspera de la solemnidad de Cristo Rey, y por eso se celebró la Misa de esa fiesta. En la homilía don José Antonio comenzó comentando el Evangelio de la Misa, cuando Pilato le pregunta a Jesús: «¿Tú eres Rey?». Y nos animó a darnos cuenta de la importancia de la verdad y la autenticidad en la fe. Concretamente, enfatizó la necesidad de buscar la verdad en nuestra fe, por encima de ideologías o narrativas que distorsionen la realidad. Hizo una llamada a vivir una fe auténtica, basada en los valores cristianos y en la búsqueda de Dios.
También se centró mucho en el servicio como núcleo de la vida cristiana: Cristo reinó sirviendo a todos los hombres hasta el final: reinó en la Cruz. Por eso, subrayó la importancia del servicio desinteresado como esencia de la vocación cristiana, presentando a Jesús como el modelo perfecto de servidor y nos animó a seguir su ejemplo y poner nuestros talentos y capacidades al servicio de los demás.
Nos felicitó a todos los que formamos parte de Senara y resaltó el papel fundamental de Senara y de otras instituciones educativas de inspiración cristiana en la formación integral de las personas. Estas escuelas, afirmó, son espacios donde se transmiten los valores cristianos y se prepara a los jóvenes para ser ciudadanos comprometidos y responsables.
Fue una homilía llena de cariño y muy animante para todos los asistentes.
Al final de la Misa, hicimos una ofrenda a Nuestra Señora de la Almudena. Una de nuestras familias subió, junto al obispo, un centro de flores a la Virgen mientras todos, emocionados, cantábamos el himno a la Patrona y dábamos gracias a Dios por ese día. Realmente fue un gran regalo de Nuestra Madre.
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